En primer lugar, es importante recordar que la Biblia nos enseña a ser buenos administradores de la creación de Dios. En Génesis 1:28, Dios da a los seres humanos la tarea de “dominar la tierra” y cuidarla. En Génesis 2:15, se nos ordena cultivar y cuidar el jardín del Edén. Es nuestro deber como cristianos proteger y preservar el medio ambiente que Dios nos ha confiado.
Sin embargo, a lo largo de la historia, los seres humanos hemos abusado de esta confianza y hemos causado un impacto negativo en el medio ambiente. En Romanos 8:19-22, se nos dice que “la creación espera con ansias la manifestación de los hijos de Dios” y que toda la creación sufre como resultado del pecado humano. Nuestra falta de cuidado por la creación de Dios está afectando no solo a nosotros, sino también a todas las criaturas que habitan en la tierra.
Es evidente que el cambio climático es uno de los mayores desafíos ambientales que enfrentamos. La quema de combustibles fósiles, la tala de bosques y la contaminación son solo algunos de los factores que contribuyen a su impacto en nuestro mundo. En Mateo 24:7, Jesús advierte que en los últimos tiempos habrá “terremotos, hambrunas y pestes” y, aunque no menciona específicamente el cambio climático, estos fenómenos están relacionados con los efectos del cambio climático en nuestro mundo.
Es nuestro deber como cristianos tomar medidas para proteger el medio ambiente y combatir el cambio climático. Esto incluye reducir nuestro consumo de energía, reducir nuestra huella de carbono y apoyar políticas y programas que protejan la tierra y sus habitantes. También debemos orar por la sabiduría y la dirección de Dios mientras trabajamos para proteger la creación que nos ha sido confiada.
En resumen, la Biblia nos enseña que debemos ser buenos administradores de la creación de Dios y cuidar del medio ambiente. El cambio climático es una realidad que afecta a todo el mundo y está directamente relacionado con la falta de cuidado por la creación de Dios. Como cristianos, debemos tomar medidas para proteger y preservar la tierra y orar por la sabiduría y la dirección de Dios mientras trabajamos para proteger esta creación invaluable.
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