Dios nos creó para tener paz y amor, y la violencia y el odio son una expresión del pecado humano. La Biblia también nos dice que debemos amar a nuestros enemigos y que debemos hacer todo lo posible para vivir en paz con todos.
En el Antiguo Testamento, encontramos varios relatos de guerras, pero Dios no las ordenó. En cambio, la mayoría de ellas ocurrieron debido a la desobediencia del hombre y su descuido de la justicia y la misericordia.
En el Nuevo Testamento, Jesús nos enseña a no responder a la violencia con más violencia y a buscar la reconciliación en lugar de la venganza. Él nos llama a amar a nuestros enemigos y orar por aquellos que nos hacen daño.
La Biblia también nos dice que debemos ser justos y pelear por la verdad, pero siempre debemos buscar la paz y la reconciliación. En Romanos 12:18, se nos instruye: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.
Es importante recordar que la guerra siempre trae sufrimiento y dolor, y que debemos hacer todo lo posible para evitarla. Debemos trabajar juntos para resolver los conflictos de manera pacífica y buscar la justicia para todos.
La Biblia nos muestra el camino hacia la paz y la reconciliación, y nos llama a ser partidarios de la justicia y de la misericordia. Si todos seguimos estas enseñanzas, podemos construir un mundo más pacífico y justo, donde se honra a Dios y se respetan a todos los seres humanos.
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